El diestro, de 36 años, resultó herido mientras le hacía un quite a uno de los toros de su compatriota Juan del Álamo.El torero español
Iván Fandiño murió el sábado 17 de junio en el hospital de Mont-de-Marsan, en el sudoeste de Francia, donde había ingresado tras sufrir una grave cornada durante una corrida en la localidad de
Aire-sur-l'Adour, según una fuente médica.Contactado por la AFP, el centro hospitalario no quiso confirmar la noticia y anunció que publicará un comunicado posteriormente. Una fuente médica
independiente indicó, sin embargo, que el torero, después de haber sido tratado en el bloque quirúrgico de la plaza de toros de Aire-sur-l'Adour, sufrió dos paros cardíacos en la ambulancia y que
murió a su llegada al hospital. El diestro, de 36 años, resultó herido mientras le hacía un quite a uno de los toros de su compatriota Juan del Álamo. Al querer ejecutar un pase, sus
pies se enredaron en su capote, trastabilló y cayó al suelo, donde sufrió una cornada en un pulmón. Antes, en su primera actuación de la tarde, había cortado una oreja.El torero vasco,
originario de Orduna, cerca de Bilbao, había sido invitado a las corridas de las fiestas de Aire-sur-l'Adour, con Juan del Álamo y el francés Thomas Dufau, para lidiar toros de la ganadería
española Baltasar Ibán. Famoso por su valentía, Fandiño no dudaba en lidiar toros rechazados por muchos de sus compañeros, como los de Baltasar Ibán. Tomó la alternativa en 2005 en
Bilbao con El Juli de padrino y Salvador Vega de testigo, y la confirmó en 2009 en Madrid. En 2012 hizo una corrida solo con seis toros de seis ganaderías distintas. La última muerte de
un torero en una plaza se remontaba al 9 de julio de 2016, con el fallecimiento del español Víctor Barrio, de 29 años, en Teruel, España.El excéntrico mexicano El Pana murió el 2 de junio
de 2016 en el hospital de Guadalajara, México, como consecuencia de una herida sufrida el 1 de mayo en una corrida en Ciudad Lerno. Aunque en España se celebran cerca de mil 800 corridas anuales,
a las que acuden unos seis millones de espectadores, los toros generan cada vez más rechazo, sobre todo de las asociaciones de defensa de los animales. En 2012, el gobierno nacionalista
catalán prohibió las corridas en esa región del noreste del país.