“No más burritos”, aconseja la Casa Alitas, un centro de apoyo a migrantes en Tucson (Arizona), que denuncia que la comida
proveída por el Departamento de Seguridad Nacional a los indocumentados en la frontera les está enfermando. La mitad de los migrantes atendidos por esta organización han sufrido “la
enfermedad del burrito”, como la califican informalmente los afectados.“Al menos una persona por familia dijo sentirse mal tras comer el burrito, o aseguran que no pudieron comerlo por lo
malo que era”, dijo el doctor Timothy Domer al diario Phoenix New Times.“Un cuarto de las familias [atendidas], y algunos días más, se queja de molestias gastrointestinales asociadas a la
comida que reciben en el lugar de detención”, añadió el endocrinólogo y profesor universitario Stephen Thompson.En los centros de detención donde son alojados los migrantes tras ser interceptados
en la frontera, la Patrulla Fronteriza les proporciona tres comidas calientes. Los doctores de Casa Alitas, que son los primeros en atender a los migrantes tras ser liberados, han
descartado que las molestias provengan de la falta de alimentación, sino por los burritos, un plato que nunca falta en esos centros.Las molestias desaparecen tras algunas horas,
especialmente si son tratadas y el afectado puede tomar otro alimentados, como sopa de pollo o sandía. “Siempre queremos que aquellos que han sufrido un comportamiento
inapropiado por parte de nuestro personal lo hagan saber, tomamos todas las denuncias seriamente”, ha indicado Meredith Mingledorff, vocera de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza
(CBP, en inglés).El alimento cuestionado es proporcionado, congelado, por un proveedor de alimentos de Tucson llamado Malone Meat and Poultry, que ha rechazado responder a esta denuncia, según el
citado diario.La CBP tiene un contrato de un millón de dólares con esta empresa para el periodo 2018-2019, que se ha extendido para este año por un monto similar, según los datos
oficiales detallados en la web pública USAspending.gov.De acuerdo a los doctores de Casa Alitas, el problema puede estar en cómo la Patrulla Fronteriza prepara el burrito antes de servirlo,
y no tanto en la calidad de sus ingredientes. “Según lo que nos dicen los migrantes , está todavía congelado o frío” cuando es servido, afirma Thompson.“No son calentados como corresponde. Y
quién sabe dónde los almacenan cuando se descongelan”, cuestiona Susan Thompson, otra doctora que trabaja con la organización.“Si los agentes no están calentando la comida apropiadamente, es
algo que tenemos que resolver”, reconoce la portavoz de la CBP, “no debería haber ninguna excusa al respecto. Si ocurrió, personalmente me disculpo con aquellos que estuvieron en nuestras
instalaciones y prometo trabajar para hacer las cosas mejor”.Este, sin embargo, no es el primer caso de quejas en contra de la alimentación en las instalaciones de la patrulla
fronteriza. Migrantes que estuvieron retenidos en un centro en Texas, reclamaron a mediados de 2019 que fueron alimentados con sandwiches congelados y burritos fríos, según publicó la
agencia de noticias Bloomberg.