“Tiene mucho peso sobre sus hombros, todo el mundo piensa que es perfecta pero en realidad es
humana, y creo que la presión es demasiada. Es realmente peligroso si dudas un poco de ti mismo, o si lo encuentras muy difícil, realmente puedes lastimarte. He estado en sus zapatos y
terminé lastimándome a mí misma”, opinó Fragapane. “Cuando se agrega esta incógnita de no poder controlar tu cuerpo mientras realizas estas habilidades extremadamente peligrosas, se suma un
nivel extremo de estrés. Y es aterrador, sinceramente, porque no tienes idea de lo que va a pasar”, explicó el ex gimnasta Sean Meltonr en el Washington Post.
Antes del inicio de Tokio 2020, se ha visto a Simone Biles intentar una gran cantidad
de giros en sus prácticas. Incluso, hace muy pocos meses, completó un salto nunca antes realizado por una mujer en una competencia de gimnasia cuando se presentó en la tradicional
competencia US Classic. Hizo un movimiento llamado Yurchenko Double Pike, con hasta tres vueltas en el aire antes de pisar suelo firme. Son antecedentes que hicieron sorprender a
propios y extraños cuando en la competición en los Juegos Olímpicos solamente hizo 1,5 giros y a una muy baja altura. No quiso correr peligro. Con su salud mental
afectada, no iba tener referencias exactas de su cuerpo en el aire y recién iba a descubrir dónde está el suelo al golpear contra él.
“Ya no confío tanto en mí misma. Quizás esté envejeciendo. Después de la actuación que hice, simplemente no quería seguir. Tengo que concentrarme en mi salud mental. Al final del día no
queremos que nos saquen de allí en una camilla. Después de la actuación que hice, no quería entrar en ninguno de los otros eventos cuestionándome. Así que pensé que era mejor si daba un paso
atrás”, fueron algunas de las explicaciones que brindó Biles ante los periodistas para detallar su marginación de la final por equipos de gimnasia. “Desde que entro a escena,
estoy yo sola con mi cabeza, tratando con demonios en mi cabeza. Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi salud y mi bienestar”, agregó.
Simone Biles perdió confianza y los twisties ahora son ponen en jaque su desempeño. Ha preferido no exponerse a esa sensación de volar por el aire y girar varias veces sobre
su eje sin estar conectada con sus extremidades ni tener garantías de un aterrizaje seguro. La desconexión cuerpo-mente puede ser peligrosa para cualquier atleta, incluso para
alguien del calibre de Simone Biles, que viene de ganar cuatro medallas doradas (más una de plata y otra de bronce) en sus últimos Juegos Olímpicos pero en Tokio ha
despertado preocupación por su salud mental.